La paternidad es la responsabilidad y el compromiso que tiene una persona, generalmente un padre, en la crianza, educación y bienestar de sus hijos. Implica no solo la provisión material, sino también la formación emocional y social, fomentando un entorno seguro y amoroso. Hay un dicho muy popular en toda Latinoamérica, “padre no es solo el que engendra, sino el que cría, educa, orienta, enseña y prepara a su hijo para el futuro”, una máxima de la sabiduría popular, que cobra gran fuerza en estos días en que todos queremos rendir un tributo a uno de nuestros seres más queridos, esos que llevan con mucho honor el gran título de ¡papá!, no solo porque nos dieron vida, sino porque con sus enseñanzas lograron hacer de nosotros hombres o mujeres de bien Ser padre es mucho más que una función biológica, porque aunque este es un paso importante para dar vida, las historias de miles de niños abandonados y madres solteras, nos demuestran que ese paso inicial pierde su importancia, frente a los miles de pasos que hay que dar más adelante. Los padres no pueden serlo por una simple noche de placer, porque se es papá toda la vida, especialmente porque educar a un niño, luego al joven, y llevar al hombre a ser un buen ser humano y buen padre o madre, no es tarea de un solo día, sino de todos los días, inclusive hasta después de muertos, porque el buen ejemplo también marca el destino y el futuro de una persona.

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